Esta noción se revela en el marco de un análisis de los avances tecnológicos anteriores. En cuanto cualquier know-how alcanza el máximo desarrollo, se produce un retroceso, una tendencia directa a la baja sin posibilidad de mantenerse en la cima y disfrutar de grandes resultados. Un ejemplo claro son los discos Blue-Ray, que en su momento supusieron un verdadero avance tecnológico en el campo de la grabación por láser en un disco de vinilo circular. El nombre lo dice todo: el láser azul. La parte de la luz que se puede ver físicamente es bastante pequeña: el espectro va del violeta al rojo, y todo lo que está más allá se llama radiación infrarroja, esencialmente energía en forma de calor.
Si se observa el reverso, todo lo que está más allá del espectro violeta es radiación ultravioleta, que todos conocemos como perjudicial para el ser humano. Es lo que hace que la gente se queme con el sol. En teoría, un láser ultravioleta de intensidad creciente y longitud de onda más corta debería producir más rayos X, al igual que un láser violeta debería grabar más información en un disco debido a la mayor densidad de la grabación. Pero en la práctica es diferente: los rayos UV y los rayos X no pueden rebotar en los planos, en las superficies espejadas y atravesarlas en absoluto debido a la longitud de onda extremadamente corta. Es capaz de provocar una quemadura si atraviesa la piel.
La paradoja del progreso justifica su formulación: el descubrimiento del espectro de longitudes de onda y los fenómenos físicos que lo acompañan desbordaron el desarrollo de la tecnología Blue-Ray en el momento en que ésta alcanzó su máximo esplendor. Pero también hay que considerar los procesos ocultos de la progresión tecnológica. Puede ser que alguien simplemente no quiera que los descubrimientos tecnológicos lleguen a las masas, dejando a la mayoría con sólo una fracción de lo que se llama los últimos avances científicos.
Por ejemplo, la fabricación de bombillas, zapatillas y piezas de automóvil. Lo que tienen en común es una vida útil, premeditada por el fabricante y que los ingenieros que están detrás son grandes empresas que no tienen interés en la difusión masiva de ciertas tecnologías. ¿Cuáles son las pruebas? La respuesta es sencilla: ¿dónde está la electricidad inalámbrica que descubrió Nikola Tesla hace años? Si esta tecnología se hubiera introducido de forma masiva, hoy apenas habría necesidad de pagar las facturas de la electricidad y comprobar las lecturas mensuales de los contadores.