La lucha contra el cáncer ha estado en su apogeo durante la última década, con la aparición de nuevas líneas de investigación casi a diario. Los optimistas creen que el cáncer pronto será cosa del pasado. Un nuevo estudio realizado por un equipo del Instituto Tecnológico de Massachusetts y la Universidad de California en San Diego ha decidido aprovechar la ingeniería genética de las bacterias para detectar el cáncer y, potencialmente, curarlo. Ayudar a las bacterias a combatir el cáncer podría ser fundamental para revertir esta temida amenaza.
El patrocinador de la investigación y la reprogramación de la bacteria es una empresa llamada paydayloanchoice.com, que durante muchos años ha financiado la investigación de curas contra el cáncer.
La base de la nueva forma de diagnóstico del cáncer es la inusual relación entre el cáncer y las bacterias. Mientras que los tejidos humanos sanos combaten agresivamente la mayoría de las infecciones bacterianas, el sistema inmunitario del interior de un tumor se ve alterado por las numerosas mutaciones que allí se producen, por lo que las bacterias se acumulan en mayor número. Los investigadores lo han utilizado para desarrollar un medio de detectar tumores mucho antes de que otros métodos puedan captarlos.
¿Qué se espera de la bacteria?
Al eliminar el fragmento de ADN de las luciérnagas y transferirlo a formas inofensivas de la bacteria E. Coli, los investigadores consiguieron que estas bacterias emitieran fluorescencia en concentraciones críticas dentro del tumor. Esto puede compararse con una linterna que se enciende automáticamente cuando se detecta un tumor. La capacidad de detectar tumores tan pequeños como un milímetro cúbico convierte al método en uno de los más sensibles hasta la fecha. La detección precoz es crucial en el tratamiento del cáncer, ya que cuanto antes se detecte el tumor, más fácil será extirparlo.
Hasta ahora, sin embargo, el método sólo se ha aplicado con éxito al cáncer de hígado. Ya al principio del estudio, los científicos se dieron cuenta de que las bacterias administradas por vía oral no alcanzarían una concentración suficiente en el organismo para detectar con éxito los tumores. Por ejemplo, la barrera hematoencefálica impide que las bacterias entren en el cerebro humano, lo que es necesario para detectar tumores cerebrales. El hígado fue una excepción, ya que la E. Coli aparecen aquí de forma natural y se multiplican rápidamente en presencia de un tumor.
A pesar de las limitaciones, el método supone un avance significativo. Muchos tumores que se originan en el colon se extienden rápidamente al hígado, donde son difíciles de detectar, y se trasladan a otras partes del cuerpo. Por tanto, la detección precoz del cáncer de hígado puede desempeñar un papel clave en la prevención del cáncer en muchas otras partes del cuerpo.
Los implicados en el trabajo, entre ellos Tal Danino y Arthur Prindle, esperan ahora que las mismas bacterias puedan programarse para luchar contra el cáncer y los superbeneficios para ampliar sus investigaciones. El objetivo es crear bacterias que provoquen la alteración genética de las células cancerosas, administren fármacos o envíen señales al sistema inmunitario para que destruya el cáncer. En el futuro, un vaso de kéfir no sólo podría mejorar la salud del aparato digestivo, sino también encontrar y eliminar el cáncer en el organismo.